Óscar González Loyo, creador de Karmatron y profeta salvador del cómic mexicano.

-¿Karma quién? Seguro te estarás preguntando.

He querido traer este tema a mis publicaciones sobre fraudes y falsos profetas. En México, existe una historia de la historieta independiente que es muy poco conocida; solo un par de youtubers se han animado a develar toda esta tragicomedia, que, para ser honestos, da para una serie o, mínimo, un documental.

No me animo a escribirla porque la historia es larga, tiene muchos detalles y no tengo tan claros a todos los protagonistas como para hacer una línea de tiempo que sea lo más fidedigna posible sin caer en un chisme.

La información fue tomada de comentarios en blogs, Facebook, YouTube, podcasts, foros y otros medios. No existe un seguimiento periodístico de este suceso, ya que, ante la mirada pública, el comiquero Óscar González Loyo fue visto como una persona unidimensional.

Lo que dice Wikipedia: González Loyo fundó ¡Ka-Boom! Estudio en 1994 y ocupó el puesto vitalicio de director general y editor en jefe de su misma empresa, hasta su fallecimiento por causas naturales. En 2002, el estudio publicó una nueva edición de Karmatrón y los Transformables, que contó con 20 números publicados.

Esta historia trata sobre un dibujante de cómics mexicano que, añorando el pasado y recordando que su papá vivió las épocas doradas del cómic mexicano, pensó que podría revivir esas glorias fundando una editorial. Dentro de la historia, el tipo se vuelve muy nacionalista y comienza a creerse sus propios cuentos sobre aliens y yoga especial, autonombrándose como “el elegido” que cambiará toda la industria. Para ello, reclutó gente talentosa para trabajar gratis en su editorial (o sea, una secta), lavándoles el cerebro y haciéndoles gaslighting para tenerlos sometidos.

Como les dije, la historia es larga e involucra a personas como Humberto Ramos (dibujante reconocido de Marvel, que ahora trabaja en Spiderman).

Tal vez podría ir desarrollando esta historia en artículos divididos, ya que no tengo idea de cómo no terminar haciendo una biblia.

Saludos.